El río y su aprovechamiento

El Eo nace en Fonteo, en la provincia de Lugo. Discurre en dirección norte y forma frontera natural entre las comunidades gallega y asturiana. Posteriormente se adentra en el Principado por el concejo de San Tirso de Abres y después por la derecha vuelve a formar frontera entre ambas comunidades hasta llegar a Porto (Lugo), en las proximidades de Vegadeo, configurándose entonces la bella ría del Eo, que se extiende entre Ribadeo y Castropol. Todo este recorrido tiene una longitud de 91.550 metros, de los que sólo 28.150 discurren por tierras de Asturias.

El Eo es un río caudaloso lo que en buena parte es debido a las abundantes precipitaciones oceánicas. En sus márgenes se extiende una vegetación compuesta por orlas irregulares de alisos, fresnos, sauces y junqueras, habitada por una nutrida avifauna en la que destacan aves como el mirlo acuático y la garza y en la zona de la ría el cormorán y el martín pescador; mamíferos entre los que podemos citar a la nutria y las musarañas; y diferentes especies de anfibios como el tritón jaspeado, el sapo común o el sapillo pintojo.

El río ha marcado la vida de los habitantes del concejo y ha favorecido su economía, permitiendo el desarrollo de la agricultura, sobre todo en la zona de la vega, donde destaca el cultivo de maíz y las tierras dedicadas a huerta. Además, tradicionalmente se ha utilizado la energía hidráulica en los sectores alimentario, textil y metalúrgico, para mover molinos, batanes o mazos. Más recientemente, se ha usado la fuerza del agua para producir electricidad. En este sentido, la construcción en 1907 de la presa de Saltadoiro permitió a la sociedad Hidro-Electra del Eo desviar agua del río hasta la central de Naraido y convertirse en la primera empresa que transformó energía hidráulica en eléctrica en la comarca. Sin embargo, es el aprovechamiento de sus recursos piscícolas la actividad que tiene mayor importancia en la zona, resaltando especialmente la pesca del salmón.