Esta capilla es testimonio de una mezcla de cultos paganos y cristianos, en el ábside se encuentra una piedra anclada en el suelo, que fue un antiguo miliario romano.

Hacia finales del siglo XVI la tradición atrajo a numerosos peregrinos para realizar una especie de rito que consistía en frotar una piedra (canto rodado) sobre el miliario, el polvillo que se obtiene pasarlo por la cabeza y por último introducir la cabeza en un hueco de la pared para rezar una serie de oraciones, se creía que así se curaban las afecciones de cabeza. Este ritual milagroso atrajo a muchos creyentes de la comarca y de la mariña gallega a mediados del siglo pasado e incluso se sabe que tras su primera peregrinación acudían de nuevo para depositar piezas de cera o miga que reproducía la parte del cuerpo que había curado de dolor.

Miliario y hueco en la pared.