El Salmón

Los salmones de los cauces asturianos tienen un ciclo marino con un recorrido que incluye las costas europeas del mar del Norte y oeste de Noruega, alcanzando aguas próximas al sur de Islandia y Groenlandia. Los salmones regresan a nuestros ríos después de una permanencia en el océano que oscila entre uno y dos años.

El salmón presenta en la actualidad en Asturias una densidad baja, que se trata de mantener por medio de repoblaciones. Una de sus principales amenazas, aparte de otras especies para las que sirve de alimento, son determinadas enfermedades, como la aparición de úlceras en su cuerpo, que pueden ocasionarles la muerte. El ciclo vital del salmón es muy complejo lográndose un salmón adulto por cada 3000 o 5000 huevos.

Los huevos una vez fecundados eclosionan a los 50 o 60 días y el salmon pasa por las siguientes fases: Alevín vesiculado, Alevín, Pinto y Esguín

El esguín, tras un proceso de cambio, emprende la emigración al mar para donde pasa entre uno y dos años para regresar luego al río y cerrar su ciclo vital con la reproducción. Su tamaño depende de su tiempo de estancia en el mar. Cuando permanece un solo año alcanza los 65-69 cm y si esta dos puede llegar a los 76-80 cm. El salmón adulto vuelve al río comenzando su entrada en marzo y prolongándose hasta el otoño. Es en ese momento cuando empieza a manifestar los siguientes rasgos que indican su madurez sexual:

  • Acentuación de los colores de sus pintas, que se tornan cobrizas
  • En los machos, la mandíbula inferior adquiere forma de gancho.

Los salmones reciben diferentes nombres según la época de retorno y su tamaño y peso: Añales, Reales o imperiales, Abrileños , Mayucos y Agostiegos.

Por otra parte, tras la puesta, al salmón desovado se le llama zancado.

A diferencia del salmón del Pacífico no todos los salmones atlánticos mueren tras la puesta, aunque son pocos los que realizan una segunda y casi ninguno una tercera. Esto es debido el remonte del río les resulta agotador dada su incapacidad para alimentarse. Por ello, quedan casi sin reservas energéticas y cubiertos de heridas, muy propensos a enfermedades, limitándose a esperar a que las riadas primaverales los arrastren al mar.

A través de la observación de una escama de un salmón podemos obtener información sobre su desarrollo, ya que aparecen una serie de semianillos concéntricos que nos indican sus diferentes fases de crecimiento e incluso si ha regresado por segunda vez al río debido a que en este caso la escama se presenta irregular.